Cuando era niña era muy muy flaca, mis rodillas eran desproporcionadamente más gruesas que mis piernas así que mi madre siempre estaba preocupada de que desarrollara anemia o alguna otra enfermedad, ya sabes, tenía la vieja creencia de que si estás flaca, estás desnutrida.
El consejo del doctor: “Dele de comer Hígado es buenísimo para prevenir y curar la anemia de forma natural”. Y qué razón tenía.
Mi mamá muy obediente me daba de comer hígado y no me dejaba levantarme de la mesa hasta que me lo terminara; me pasaba hooooras sólo observando el plato esperando que mi mamá se compadeciera de mi y me dejara levantarme sin comerme el hígado cosa que NUNCA sucedió. She was a tough lady!
Cuando crecí y mi mamá ya no pudo obligarme a comer hígado dejé de comerlo, pasaron años para que me animara a volverlo a comer. Lo que me animó fue que probé anticuchos cuando visité Perú sin saber que era corazón de res y ¡me encantaron! así que si me había gustado el corazón seguramente me gustaría el hígado y así fue.
Agradezco a mi mamá por obligarme a comer hígado en su momento ya que el hígado es de las comidas más nutritivas que existen: es el alimento con la más alta concentración de Vitaminas B, en especial de B12, Hierro y Vitamina A, así como de los minerales Fósforo y Magnesio.
Otro dato interesante es que comer hígado nos ayuda a que nuestro propio hígado funcione mejor, es como practicarle un detox. El mantener nuestro hígado en buenas condiciones significa tener más energía, nuestras hormonas funcionarán en perfecta armonía lo que nos hará estar de mejor ánimo. No hay palabras que me alcancen para recomendar lo importante que es desintoxicar nuestro hígado.
Si nunca has comido hígado y quieres animarte te comparto las dos versiones que en mi punto de vista serán las mejores recibidas por alguien que no está acostumbrado a su peculiar sabor.
Hígado de pollo encebollado
Ingredientes
- 5-6 hígados de pollo picados en trozos pequeños.
- 1 cebolla blanca partida en rodajas.
- 3-4 dientes de ajo. Yo usé 4 pero a mi me encanta el ajo.
- Sal y pimienta al gusto.
- 2 cdas de vinagre balsámico.
- 1 cda de aceite de coco.
Preparación
- En un sartén a fuego medio poner la cucharada de aceite de coco.
- Cuando el sartén ya esté caliente poner los ajos picados y la cebolla en rodajas.
- Sofreír las cebollas y el ajo por aproximadamente 10 minutos o hasta que la cebolla esté suave.
- Si el sartén es lo suficientemente grande, puedes hacer a un lado del sartén las cebollas y los ajos y agregar del otro lado el hígado de pollo.
- El hígado deberá cocinarse por 2 ó 3 minutos de cada lado.
- Revolver el hígado con las cebollas y el ajo.
- Sazonar con sal y pimienta.
- Finalmente, agregar el vinagre balsámico.
Opciones para acompañar ésta receta
- Si no le tienes miedo al sabor, lo puedes servir sólo con arroz blanco.
- Si eres seguido de la dieta Paleo y no quieres agregar granos, sírvelo con una ensalada de repollo al lado.
- Unos taquitos en tortilla de maíz. Aderezar el taco con salsa o guacamole, o los dos.
Paté de hígado de pollo
Ingredientes
- Hígado encebollado ya cocinado. Puedes usar lo que haya sobrado de la receta anterior. A mi me sobró aproximadamente 3/4 de taza y lo guardé en el refrigerador para después. En ese después se me antojó probarlo con otra textura e hice éste pate.
- 1/2 taza de caldo de pollo o agua, depende de qué tan espero quieres que te quede, puedes empezar con 1/4 de taza e ir agregando hasta llegar a la consistencia deseada.
- 2-3 cdas de miel de maple o de abeja.
- 1 cda de jugo de limón.
Preparación
- Poner todos los ingredientes en la licuadora.
- Licuar.
- Prueba y si lo requiere agregar sal y pimienta.
- Servir.
Opciones para acompañar ésta receta
Lo puedes servir como dip para botanear y dippear con un trozo de pan o galletas. Si quieres una versión paleo, puedes usar pepinos en rodajas o trozos de coliflor cocida que es lo que yo hice.
¡Anímate a experimentar con el hígado! Tú cuerpo lo agradecerá.